Mariana Páez

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Por Redacción

Marianita, la llamábamos cariñosamente en las FARC-EP, era una pequeña gigante. Originaria de Bogotá, nacida en nido comunista, criada en el fervor y sacrificio revolucionario de la luchada construcción del Pola, como se conoce al barrio capitalino Policarpa Salavarrieta, bastión de lucha y combatividad.  Desde siempre distinguida por su humanismo, condición primera de los rebeldes.

Y claro, su formación la llevó, desde muy joven, a la militancia en la Juventud Comunista, JUCO, es su primera formación, la política abierta, la protesta, el tropel.

Luego, en los ochentas, siente que no es justa esa lucha de discursos contra balas y granadas: es la época del exterminio de la Unión Patriótica;  la feroz represión le marca el camino a la lucha armada, empiezan sus primeros pasos en el trabajo urbano en Bogotá. No quería morir, pero, por amor a la causa, decidió a entregar su vida a la revolución.

Como todos en la Red Urbana, conocía y practicaba las medidas de seguridad derivadas de los principios del trabajo clandestino: organizadora, trabajadora incansable, convencida y convencía con un discurso fresco, sin esquematismo y con mucho apego a la realidad.

Diez años en la Red Urbana Antonio Nariño y de nuevo se cierran los espacios para su accionar político militar, fiel a su compromiso y clara de la justeza de la lucha,  trasegó montañas y praderas, enarbolando las banderas de la justicia para todas y todos los colombianos durante 15 años más.

Salta a la luz pública en el Caguán, por su desarrollo en las filas guerrilleras,  es designada por la dirección de las FARC-EP como integrante del Comité Temático, la presencia femenina, representante de las guerrilleras en las conversaciones, el reconocimiento a la mujer.

El Comité Temático, fue una estructura creada como apoyo a la Mesa de Diálogo, estaba conformada por 10 representantes de las FARC-EP y 10 del gobierno y una de sus funciones era organizar  y convocar las Audiencias Públicas, el espacio de participación popular, los acercamientos a la democracia. Las audiencias se organizaban según las temáticas y por sectores sociales.

”Todas las audiencias nos han aportado mucho y nos han demostrado que la sociedad colombiana quiere participar en los diálogos de paz para que después no les vendan una paz mentirosa”(1)… Afirmó Mariana, interpretando fielmente a la organización guerrillera. Se muestra al mundo como fiel representante de los intereses populares.

En la audiencia de mujeres realizada en Los Pozos, el 25 de junio de 2000,  participaron más de mil féminas, representantes de organizaciones de mujeres, ante quienes ella expresó su orgullo de “ser mujer colombiana y guerrillera de las FARC”.

Sobre el encuentro con las delegadas de tantas organizaciones expresó: ”Fue la primera vez que nosotros tuvimos un vínculo directo con el movimiento de mujeres de Colombia y nos enseñó mucho, no solo por sus propuestas sino por la capacidad de respuesta que nos demostraron. Pero también ellas se sorprendieron ante nuestra apertura y todas nos dimos cuenta de que las organizaciones de mujeres había un desconocimiento mutuo, de ellas que no imaginaban cómo éramos las mujeres guerrilleras, y de nosotras que tampoco habíamos dado importancia a ese movimiento”.

”Creo que lo raro para ellas fue descubrir que detrás de este fusil, de estas fornituras, de este uniforme existe una mujer como cualquier otra, que sueña, que ama, que es vanidosa, que le gusta que la consientan, y que busca hacer escuchar su voz”.(2)

Al romperse los diálogos, la dirección la envió a trabajar en la emisora del Bloque Oriental, en la Cadena Radial Bolivariana Voz de la Resistencia, ahí igual se destacó por su capacidad de trabajo y comprensión de la problemática guerrillera: siempre el apoyo, la solidaridad, el ánimo.

En el 2008, se traslada, de nuevo al Frente Antonio Nariño en el Páramo del Sumapaz, con responsabilidades en cuanto a la educación política e ideológica con los combatientes.

El 27 de febrero 2009 el campamento guerrillero fue asaltado por la Quinta División del Ejército, en el municipio de San Juan, Cundinamarca. El comandante del ejército Óscar González confirmó que habían capturado una mujer muy parecida a Mariana Páez, ideóloga de las FARC, de unos cincuenta años, que había estado 15 años en filas, pero que se llamaba Marina. Tres días después, el 5 de marzo, de repente, el ejército confirmó la muerte de Mariana.

De esas manipulaciones de la información se infiere: a Mariana, a nuestra Marianita, el Ejército colombiano la capturó viva en el asalto, y luego la asesinaron.

Los guerrilleros y guerrilleras de las FARC-EP nunca olvidaremos sus ojos brillantes, su risa contagiosa, sus canas prematuras, su entrega incondicional a la lucha, su dedicado sacrificio y las enseñanzas que, como comunista y mujer, nos dejó.

A su barrio volvió, recibió en su entierro, en medio de las amenazas e intimidaciones, justo tributo de su pueblo, sentido agradecimiento por su entrega. Su muerte física refuerza nuestra convicción para seguir en la lucha.

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