Santiago de Cali, noviembre 03 de 2023
El 29 de octubre se marcó un nuevo punto en la historia de la lucha social y política en Cali, que amerita toda nuestra atención para realizar un ejercicio de reflexión profunda que permita trazar la mejor estrategia para seguir acumulando la fuerza necesaria para ser poder dentro de 4 años.
Recordemos que el proceso de construcción del Pacto Histórico Cali, se da en medio de profundas diferencias entre los sectores progresistas y de izquierda revolucionaria, que parecían reflejar décadas de fragmentación a raíz de visiones y preceptos ideológicos divergentes.
Resulta que la cosa es un poco más sencilla de entender. Cuando por fin se clarifica la silueta y podemos ver el cuerpo que la produce, se revelan personalismos y proyectos políticos más parecidos a los tradicionales que a los transformadores y revolucionarios, pero, con los cuales toca construir porque finalmente no son el enemigo de clase, exigiendo que seamos lo más rigurosos y afinados con la crítica y la autocrítica, generando los espacios para que el oportunismo sea expuesto y rechazado.
Es evidente que no logramos (aun) construir un Pacto o convergencia que recogiera los clamores de las mayorías y que representara la unidad de los sectores alternativos, tanto así que muchas organizaciones sociales, Partidos políticos y ciudadanías colectivizadas que se reconocían como Pacto, decidieron no hacer parte de la campaña, ya sea a alguna de las corporaciones o a la totalidad de estas, perdiendo capacidad electoral, de convocatoria y sobre todo poder simbólico. Esta fragmentación derivó en múltiples confrontaciones públicas, en las cuales primaba la “superioridad ética y moral” de unos sectores sobre otros y viceversa, demostrándole a Cali que nuestro proyecto no era unitario, ni amplio y menos, fraterno. Error que se paga electoralmente.
Ahora, esa lectura sería la más adecuada para explicar un escenario electoral desfavorable (que no significa que no lo sea), pero la intención de este documento es evidenciar que, siempre se ve la punta del iceberg y nunca vemos lo gran y fundamental.
Sin desconocer la importancia de ganar elecciones, para lograr construir políticas públicas y disponer de recursos que permitan desarrollarlas, y así generar mejores condiciones de vida para las personas a las que siempre se les niega la justicia material y por ende la justicia social, tenemos que fijar la mirada sobre lo que está pasando a nivel territorial, en los barrios y las comunas.
No es casualidad que, en Cali, capital de la resistencia, el Pacto Histórico haya ganado las JAL en 14 de 22 comunas, 2 corregimientos y logrando ser la segunda lista más votada en otras 2 comunas. El cambio en la cantidad de curules de izquierda ganadas, fue tremendo. El triunfo fue avasallador, lo que nos indica que las condiciones se están dando para un cambio objetivo y material en la correlación de fuerzas. Hasta el 31 de octubre hablamos de 85.577 votos para las JAL, 83.041 votos para el Concejo y 86.682 votos para la alcaldía.
Esto nos indica que el voto del Pacto Histórico se está consolidando, no solo en forma de opinión, sino en un voto que no alcanza a ser de estructura, pero que avanza hacia allá. Todavía es difícil definirlo, por la cantidad de fuerzas que componen la coalición, pero si nos permite ver como el poder popular se está tomando cada día que pasa, los escenarios electorales, respondiendo a una necesidad histórica de combinación adecuada de las diferentes formas de lucha (no bélicas).
Para entender lo anterior tendríamos que hacer un análisis mucho más complejo y categórico, pero que en clave histórica (reciente) política, podríamos entender esto, como un momento de reflujo que nos tiene en el punto alto de la ola, acumulando fuerza, construyendo un bloque hegemónico que le dispute el poder político a la derecha reaccionaria, oligarca y de casta que ha gobernado por siglos el país y a nuestra ciudad, esa derecha que nuevamente se subió a la alcaldía y que intentará por todos los medios disminuir ese fuego que viene creciendo en los territorios, que nace con la firma del Acuerdo de Paz, que se magnifica con el Estallido social del 2021 y que continua su gesta épica llevando a Gustavo Petro y Francia Márquez a la casa de Nariño, y que hoy en día logra que en el Valle del Cauca tengamos 4 diputados del Pacto (3 más que hace 4 años), 3 Concejales en Cali (2 más que hace 4 años) y una cantidad de Ediles que todavía se está calculado, mientras terminan los escrutinios.
Finalmente, Alejandro Eder tendrá que generar espacios participativos y efectivos de diálogo con la ciudadanía, las organizaciones y los ediles y las edilesas, que son la representación del poder comunal, si quiere realizar un ejercicio sano y constructivo de gobernabilidad. También tendrá varios y varias concejales que harán control político y cuidarán de que Cali siga por el rumbo de la transformación y la inclusión social.
A nosotrxs, no nos queda mas que seguir organizando la lucha para que ese bloque hegemónico alternativo y revolucionario siga creciendo y fortaleciéndose, ganando más y más corazones para la transformación que nos permita construir la Nueva Colombia, esa que viene brotando desde hace décadas y que hoy nos permite tener 4 edilesas en Cali, mujeres líderes, de mucho temple y convicción revolucionaria.
Camaradas, muchas gracias por seguir construyendo partido, por seguir apostándole a este proyecto político y por seguir creyendo que la utopía si es un camino para transitar.
Fraternalmente,
Juan Camilo Méndez Moreno – Consejero Político Comunes Cali