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Por Olga Lucia Marín
Eliana la gorda, así le decíamos con cariño a nuestra más antigua compañera de lucha en las FARC-EP. Ingresó muy joven movida por la necesidad de ver en mejores condiciones al pueblo colombiano. Contaba ella que cuando se enteró de los objetivos de la lucha que encabezaba Manuel Marulanda Vélez tomó la decisión de buscar a las FARC y desde ahí emprender su aporte incansable por los derechos a una vida digna para esta sufrida población.
Estuvo en varios frentes; en el bloque Sur de las FARC, en la comisión internacional y en la guardia de Raúl Reyes. No le agradaba la ciudad, siempre prefirió su trabajo en la montaña. Sabía la importancia de prestar la guardia, del turno de rancha, de ir por la leña. Pero sobre todo su trabajo de radista de un integrante del Secretariado, tarea de mucha confianza y responsabilidad. Nunca perdió su acento de paisa y en su tarea de radista sonaba la frase “suba 500, o baje 500” con energía porque no estaba buena la señal. Su voz inconfundible.
Son muchas las anécdotas lindas en la convivencia con nuestra gordita. A veces de discusiones acaloradas, a veces de complicidades en el trabajo, a veces de formas diferentes de pensar, pero siempre con fraternidad.
Fue una de las 4 mamás que tuvo mi hija, gran apoyo siempre, cariñosa y regañona en su forma de criarla, de enseñarle, de dar su amor.
Ya su corazón no quiso acompañarla más. Hoy 22 de junio, partió de este mundo, nuestra camarada Eliana, la gordita. Sigue y seguirá presente en nuestro pensamiento, en nuestros ideales, en nuestra lucha. Me duele profundamente su partida.
Va mi abrazo solidario a Ana, su hija y camarada, a su familia.
Olga Lucía Marín
Consejo Político Nacional
Comunes
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